No podrás quedarte en casa, neno,
no podrás enchufar, encender y volver a desenchufar,
no podrás perderte en la heroína y ni evadirte,
ni ir por una cerveza durante los anuncios,
porque la revolución no será televisada.

La revolución no será televisada.
La revolución no te será llevada por Xerox
en cuatro partes, sin las interrupciones de los anuncios.
La revolución no te mostrará fotos de Aznar
tocando una corneta y dirigiendo una acusación contra
Garzon, Diego Gomez y Monica de la Serna con tal de comerse
unas morcillas confiscadas en un santuario de Carabanchel.
La revolución no será televisada.

La revolución no te será llevada por el
teatro de la SGAE, ni por las estrellas Penelope Cruz o Antonio Banderas, ni por Cristiano e Irina.
La revolución no le dará sex appeal a tu boca.
La revolución no te quitará las agujetas.
La revolución no te hará lucir cinco kilos más delgado
porque la revolución no será televisada, neno.

No habrá fotos de Pau Gasol y tú
empujando aquel carrito de compras cuesta abajo
en una carrera desesperada,
o tratando de deslizar aquel televisor a colores
dentro de una ambulancia robada.
Tele 5 no podrá predecir al ganador del concurso de las 20:30h.
Ni emitir desde 29 barrios.
La revolución no será televisada.

No habrá fotos de policías disparándole
a sus hermanos en El Pais.
No habrá fotos de Urdangarín
siendo sacado de la Moraleja en un vagón
con un nuevo procedimiento de etiqueta.
No habrá cámara lenta, ni instantáneas de Jordi Évole
patinando a través de Cornellá de Llobregat
en un liberador traje de deportes rojo, negro y verde
que él había guardado para la ocasión propícia.

Los serrano, Aida, y Aquí no hay quien viva
no serán más tan jodidamente relevantes, y
las mujeres no se interesarán más
por sí Antonio le fue infiel a Merche en Cuentame,
porque los inmigrantes estarán en la calle,
en busca de un día más brillante.
La revolución no será televisada.

No habrá titulares en el telediario de las nueve,
ni tampoco fotos de mujeres liberales con los brazos peludos,
ni de Ana Botella soplándose la nariz,
o Esperanza Aguirre pidiendo la dimisión.
El tema de la canción no será escrito por Joaquin Sabina,
ni por Bunbury, ni será cantado por Isabel Pantoja, Raphael, Los Planetas, Russian Red, o los Vetusta Morla.
La revolución no será televisada.

La revolución no ocurrirá inmediatamente después de una noticia
sobre un tornado blanco, un relámpago blanco o un hombre blanco.
No tendrás que preocuparte por una paloma en tu habitación,
ni por un tigre en tu maletero, ni por un gigante en la taza de tu inodoro.
La revolución no te hará mejor con Coca-Cola.
La revolución no luchará contra los gérmenes
que podrían causar mal aliento.
La revolución te pondrá en el asiento del conductor.

La revolución no será televisada.
No será televisada, no será televisada.
No será televisada, no será televisada.
La revolución no se postulará otra vez.
La revolución será en vivo y en directo.